martes, 31 de marzo de 2015

Yemen - La traición del cartógrafo egipcio





En el artículo de enero del 2014 “Abdul Fattah al-Sisi, el cartógrafo egipcio”, nos esperanzábamos con la aparición del actual presidente egipcio, por representar una voz con reminiscencias nasseristas en el complejo entramado de la realidad de su país.
Al-Sisi, parecía poner fin a la ya larguísima traición de la política egipcia al pueblo árabe y parecía dispuesto a trazar con mano de esmerado cartógrafo el nuevo mapa de la realidad no solo de Egipto, sino también de la región.
El general surgió como parte del reclamo de millones y millones de egipcios que hartados de las sangrientas y corruptas dictaduras de Anuar as-Sādāt (1970-1981) y de Hosni Mubarak (1981-2011) que no solamente traicionaron los principios nacionalista del Coronel Gamal Abdel Nasser, si no que en su alianza con los Estados Unidos, aniquilaron la posibilidad de un Estado Palestino y la unidad árabe que podría haber servido para evitar el crecimiento desbordado de Israel.
Las consecuencias de tal traición hoy están a la vista y no hay más que repasar los sucesivos ataques de Tel-Aviv contra Palestina y Líbano, en la que se han asesinado a mansalva a miles y miles de ciudadanos árabes, en una abierta guerra que su principal fin es la limpieza ética, para que Israel pueda establecer sus tristes celebres “colonias”. Sin el beneplácito de Sadat y Mubarak, este actual estado de situación hubiera sido imposible.
 
 En 2011, con la aparición de la Primavera Árabe, el pueblo egipcio vio la oportunidad de sacudirse la monolítica dictadura de Mubarak y encontrar otras vías de representación, tras meses de resistencia en la calle y miles de muertos se logró la caída del régimen y después de un breve periodo de gobierno de una junta militar, se llegó a la posibilidad de que por primera vez en su larguísima historia el pueblo egipcio, con una salida democrática a la “occidental”, eligiera un presidente.
Con gran decepción los egipcios no tardaron en descubrir que el hombre elegido, Mohamed Morsi, encarnaba lo peor de la cultura occidental: el neoliberalismo y lo peor del Islam, el wahabismo. En lo económico Egipto se dirigía a una política todavía, si fuera posible, más entreguista que las operadas por Sadat y Mubarak y en lo social, se comenzaba a avizorar que la sociedad iba a ser encorsetada en la absurdas y atrabiliarias prácticas con que se ahogan a pueblos como el saudita o los de los Emiratos Arabes, teniendo la sharia, como código de comportamiento.
Nuevamente los egipcios salieron a la calle para detener la entrega del país y el sojuzgamiento de sus pocos derechos y allí emergió entonces la figura del General al-Sisi, que parecía encanar lo mejor del espíritu de Nasser.
Rápidamente la figura de al- Sisi se popularizó, al punto de verse casi obligado a renunciar a su carrera militar y saltar a la política. Todas las calles del Cairo, todas las calles de Egipto se tapizaron con su imagen, hasta las panaderías exhibían tortas y dulce con la figura del nuevo líder que llegaba a poner fin a tanto años de decadencia.
Nadie, ni los analistas internacionales, ni el Departamento de Estado, ni las cancillerías del mundo, parecieron poder trazar cual sería el derrotero del nuevo raïs, tras su apabullante triunfo electoral, consiguió el 96, 6% de los votos en mayo de 2014.
Para quienes creyeron en que al-Sisi representaría un cambio varias las luces de alarma se encendieron a la hora de entender cuál iba a ser su política en la región, está demás decir que Egipto, es clave en el armado de la política de Estados Unidos en Medio Oriente, y ello lo demuestras la cifra exorbitantes de créditos y facilidades que Washington presta a la hora de armarse a su ejército. El mundo democrático esperaba anhelante la voz de al-Sisi a la hora de condenar los aberrantes ataques de Israel a Gaza en julio y agosto del año pasado que provocaron más de dos mil muertos, cerca de ochocientos cincuenta de ellos, menores de trece años.
Al-Sisi no solo que continuó con su síndrome de esfinge, sino que ordenó el cierre del paso de Rafah, al sur de Gaza, el único pasó a territorio “amigo” que cuentan los palestinos.
Como expresión de su política exterior durante los meses siguientes al-Sisi, hizo algunas visitas de Estado, incluyendo a Rusia y poco más. En lo que se refiere, a la política interior se encargó de que continuaran los juicios y fusilamientos contra miembros de la siempre oscura organización de los Hermanos Musulmanes, estructura madre del Aymán al-Zawahiri, el actual jefe de al-Qaeda global. Los Hermanos Musulmanes habían sido el sostén político del gobierno de Morsi.
Pero el general Abdul Fattah al-Sisi, acaba de confirmar que ya no hay que esperar nada de él y que solo viene a continuar las políticas anti árabes que ejercieron tanto Sadat como Mubarak.
Operación Paradoja.
La cuestión interna de Yemen no se circunscribe a un enfrentamiento entre sunnitas y chiíes, sin duda tiene un contenido mucho más político que religioso. No son pocos los sectores sunitas que acompañan y apoyan la lucha de los Houthis, patronímico por su líder Abul Malik Badreddin al-Houthi, un sheik chiita de la vertiente zaidí que a la cabeza de sus Ansar Allah (Partidarios de Dios) han conseguido arrinconar al gobierno del ex Abed Rabbo Mansour Hadi.
Hadi había renunciado en febrero, pero fue obligado por Arabia Saudita a retomar el cargo, hace algunas semanas, lo que profundizó todavía más la crisis yemení, que además cuenta en su territorio con la presencia de al-Qaeda para la Península Arábiga (AQPA) y Estado Islámico, que han protagonizado innumerable cantidad de atentados, los más recientes, el 20 de marzo, cuándo hombres bombas de Estado islámico se detonaron en las mezquitas chiíes de Badr y al-Hashush en el barrio de al-Yarraf, en el norte de Saná, donde murieron ciento sesenta personas y trescientos cincuenta resultaron heridos.
El ex presidente Mansour Hadi, antes de huir de la ciudad de Adén, su último refugio en el país, reclamó la ayuda del Consejo de Cooperación del Golfo (CCG, Arabia Saudí, Kuwait, Bahréin, Emiratos Árabes Unidos, Omán y Qatar), que no tardaron en conformar una fuerza militar a la que hay que sumarle otros países musulmanes como Marruecos, Sudán, Jordania, Pakistán y Egipto, los que rápidamente han lanzado la operación “Tormenta de la Firmeza” comenzado a bombardear posiciones Houtíes, produciendo la destrucción de algunas baterías antiaéreas y hasta ahora se han reconocido una treintena de muertos. Sería inconcebible pensar que semejante operación se realice sin la anuencia de Washington y el aliento de Tel-Aviv. Estados Unidos reconoció que es quien provee información satelital a la hora de los bombardeos.
Lo llamativo de la situación es la velocidad con que se ha conformado esta alianza, a la hora de combatir una fuerza que revindica su derecho a la autogestión en su país contraponiéndose a un gobierno corrupto, recordemos que Mansour Hadi, no solo ha sido el último presidente, sino también que fue vicepresidente del dictador Ali Abdullah Saleh, que gobernó el país durante casi treinta años.
Reinstalar en el gobierno a Mansour Hadi, es prioritario para las monarquitas del Golfo Pérsico, y fundamentalmente para Arabia Saudita que cuenta con mil quinientos kilómetros de frontera y que justamente las provincias de origen del movimiento Houthi, Sada, Al Jawf y Hajja, son fronterizas con el reino de los Saud. Un Yemen democrático, con influencia chií y apoyo de Irán, podría convertirse en el “peor” ejemplo para la mayoría de estos pueblos, por esto no es casual que la alianza anti Yemen esté compuesta absolutamente por monarquías absolutistas, o gobiernos carentes de cualquier condición democrática.
Hay que atender que además de limitar con Arabia Saudita, Yemen tiene una frontera de casi trecientos kilómetros con Omán, su permeabilidad convierte al pequeño sultanato en un lugar crítico a la hora de extenderse la revolución Houthi, a pesar de que tantos sunitas como chiitas son minorías ya que en Omán la mayoría religiosa es la de los Ibadíes (Los Salientes), la primera división del Islam que representan el 75% población omaní.
Por lo que resulta tan llamativa la presencia de Egipto en esta alianza, además de disponer de cuatro naves de guerra que se emplazarán frente a las costas yemeníes. Alienta la incursión terrestre de tropas de la alianza a territorio yemení. Se supo en el Cairo que el plan de invasión ya está en marcha. Otra de las contradicciones de al-Sisi es que el gobierno de Sudán, hoy un aliado a Egipto, está controlado por sectores disidente de los Hermanos Musulmanes, a quienes el país egipcio no se cansa de ejecutar.
Las paradojas de al-Sisi, no se terminan allí, tampoco fue tan rotundo a la hora de castigar a Estado Islámico cuando decapitó cerca de una veintena de trabajadores egipcios en Libia el mes pasado, el Presidente se conformó con una sola operación punitiva, un bombardeo, casi de fórmula, a las posiciones del Califa Ibrahim sin extender más el castigo hasta hoy.
Sin duda no solo esta liga de países musulmanes, Estados Unidos e Israel son los interesado por evitar que los Houtíes se hagan cargo del poder en Yemen, también la Unión Europea, recordemos que quien controle Yemen controla el estratégico del estrecho de Bab-el-Mandab, (La Puerta de las Lamentaciones) entre el océano Índico y el mar Rojo, que conectan vía Canal de Suez a Asia y el Golfo Pérsico con Europa.
Algunos observadores entienden que una posible guerra en Yemen no sería una guerra entre Irán y Arabia Saudita, sino entre Teherán y Washington, terminando esto las incipientes relaciones que el presidente norteamericano había comenzado a establecer con los Ayatolas, los que llevaría mucha tranquilidad tanto a Tel-Aviv como a Riad.
Yemen es el país con mayor número de armas por habitante de la región, y con una larga tradición guerrera, lo que puede significar una prolongada guerra que como siempre no ganará nadie. Mientras tanto el espejismo al-Sisi se diluye para mal de los pueblos árabes.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

viernes, 27 de marzo de 2015

Cristina Kirchner, Palestina y los 29 muertos en la embajada israel




Los ataques a dos presidentes, Cristina Kirchner y Barak Obama bien caben en la descripción que realizara Mark Weber el 25 de mayo de 2011, del discurso que pronunciara Benjamín Netanyahu ante las dos Cámaras del Congreso de EE.UU. y que pueden aplicarse igualmente a lo acontecido en estos días. Así tituló su análisis del discurso de Netanyahu:
"Un infamante espectáculo que reafirma la influencia judeo-sionista sobre la vida política de Estados Unidos

Nada destaca más vívidamente la influencia de los judíos sionistas sobre la vida política de EE.UU. de América que la tormentosa, ferviente aprobación que los políticos estadounidenses le dieron al primer ministro israelí Netanyahu, cuando se dirigió a la sesión conjunta del Congreso de Estados Unidos, el 24 de mayo.

Senadores y representantes de los dos mayores partidos aplaudieron entusiastamente al dirigente extranjero, todos de pie, con más de 20 minutos de ovaciones, con una efusión de aprobación más ferviente que la dirigida a cualquier dirigente estadounidense.




Para cada estadounidense que se preocupa acerca de nuestro interés nacional y nuestro bienestar a largo plazo como país, así como la justicia básica, la actuación de estos políticos fue un espectáculo vergonzoso. Ello mostró que los políticos estadounidenses se preocupan más por sus propias carreras e intereses personales de lo que deben hacerlo por lo que es lo mejor para los estadounidenses o el mundo, o por los principios de la justicia y la paz que ellos claman defender. Su actuación pone de relieve la arraigada corrupción y la falta de principios en el sistema político estadounidense. Es la expresión de una sociedad, y de un sistema político, que se han convertido en irreparablemente corruptos, cobardes e inmorales."
También es muy importante conocer lo que describe Uri Avnery, el 7 de marzo de este año, luego de otro discurso similar de Netanyahu ante las dos Cámaras del Congreso de EE.UU., del cual tomamos algunos párrafos:
Churchill fue para cimentar su alianza con el presidente de Estados Unidos, Franklin Delano Roosevelt, quien jugó una gran parte en el esfuerzo británico en la guerra, en tanto que Netanyahu ha venido a escupir en la cara al actual presidente.

Yo estaba observando. El discurso (speech) de Benjamín Netanyahu ante el Congreso de Estados Unidos. Fila tras fila de hombres con chaquetas (y las ocasionales mujeres), saltando y saltando, aplaudiendo como locos, gritando su aprobación.

Fue el aplauso lo que lo hizo: ¿dónde yo escuché esto antes? El Líder estaba hablando. Fila tras fila de los miembros del Reichstag estaban escuchando arrobados. Cada pocos minutos ellos saltaban y gritaban su apoyo.

Seguro, el Congreso de Estados Unidos de América no es el Reichstag. Los miembros usaban camisas negras, no camisas marrones. Ellos no gritaban “Heil” pero sí algo ininteligible. Pero el sonido de los gritos tenía el mismo efecto. Bastante chocante.

Pero entonces retorné al presente. La perspectiva no fue aterradora, sino ridícula. Ahí estaban los miembros del Parlamento más poderoso del mundo actuando como una pandilla de idiotas.

Nada de esto hubiera ocurrido en la Knesset. Yo no tengo una muy alta opinión de nuestro Parlamento, a pesar de haber sido un miembro, pero comparado con esta Asamblea, la Knesset es la realización del sueño de Platón.
Ante tales declaraciones de un investigador estadounidense, Mark Weber, y la de un israelí como Uri Avnery, no podemos sino hacer algunas reflexiones.

La primera que se nos ocurre es: ¿cómo un gobierno, primera potencia mundial, permite que un primer ministro de otro país, minúsculo país, venga a hablar ante las dos Cámaras de su propio Estado, y arengar a senadores y diputados en contra de su presidente, porque éste no hace lo que ese primer ministro quiere, esto es, bombardear a Irán e iniciar una conflagración mundial?

La segunda es: ¿cómo es que este insólito hecho puede ser admitido, en el propio EE.UU. de América, primera potencia mundial hasta ahora, sin que el propio presidente de ese país no reaccione frente a semejante afrenta y le impida asistir, y no sólo no lo reciba como una señal de molestia y disgusto a la indignidad del primer ministro israelí?

Podría seguir con otras reflexiones similares, pero quiero ahora destacar la actitud de la presidente de los argentinos, la doctora Cristina Fernández de Kirchner, quien ante la pretensión de algunos diputados y senadores, que actuaban como sus pares estadounidenses que describen Weber y Avnery, mostrándole cartelitos alusivos al atentado a la AMIA, pretendiendo amedrentarla, y recibieron de ella una dura réplica y una andanada de explicaciones que hicieron que los cartelitos desaparecieran del escenario.

El presidente Barak Obama, no sólo no recibió en la Casa Blanca al primer ministro ni asistió al Congreso, con lo que desairó a Netanyahu, sino que señaló lacónicamente que el discurso no había agregado nada que pudiera cambiar la política de su gobierno con relación a Irán y a los acuerdos que intenta lograr, con el acompañamiento de algunos países europeos, para pacificar la región y evitar una posible guerra si accediera a los requerimientos de Netanyahu.

La presidente Cristina Kirchner, no sólo no cedió ante la prepotencia de los sectores más reaccionarios de la comunidad judía, sino que reafirmó su voluntad de encontrar a los culpables de los atentados perpetrados en nuestro país que lo fueron contra los argentinos, aunque esos sectores pretendan que los atentados fueron sólo contra los judíos, como si ellos constituyeran una comunidad aparte de la argentina.

Y tampoco cedió frente al gobierno del Estado de Israel que pretende, con ambición desmedida, asumir un rol de comisariado mundial, desde ese insignificante lugar que ocupa en el planeta Tierra, y ser el cuidador de los judíos del mundo, de los que, no tengo duda, sólo una minoría de minorías, es cómplice de esas ambiciones y se identifica erróneamente con los que llaman sus “hermanos de sangre” (absurda teoría racista) que viven en el Estado de Israel.
Debo agregar y seguro de no equivocarme, que lo que generó el disgusto y la reacción del gobierno israelí a las declaraciones de Cristina Kirchner, fue la mención presidencial al atentado a la embajada de ese país, cuando dijo:
“Yo quiero sumarles a los 85 muertos de la AMIA los 29 muertos de la Embajada de Israel”.
Porque como Cristina Kirchner, siendo diputada primero y luego senadora, se ocupó desde temprano sobre ese atentado y sabe que en el expediente judicial, en la hoja donde figuran los nombres de los muertos, hay solamente 22 nombres.

Y entonces ¿por qué dijo 29 muertos?

Porque los otros 7 muertos, Cristina F. de Kirchner sabe que fueron llevados, por orden del presidente de ese momento, Carlos Saúl Menem, en un avión de la Fuerza Aérea Argentina de regreso al Estado de Israel y recibidos con honores en Tel Aviv, y luego enterrados con honores militares en Jerusalén.

Y debe saber que eran los 7 miembros de la Delegación israelí que había estado negociando con una Delegación palestina en España, y, quizá vinieron a Buenos Aires para que ocurriera lo que ocurrió, ya que estaban en la Embajada en el momento del atentado terrorista. El jefe de esa Delegación, Victor Harel, había salido del edificio 15 minutos antes con el embajador de ese país.

Es dable preguntarse, ¿quiénes sabían que esos 7 israelíes estaban en la Argentina y dónde estaban?, sino y sólo las autoridades israelíes y los servicios de inteligencia, esto es, el Mossad y la CIA.

El diario Clarín, del día 18 de marzo de 1992, en la página 13, al día siguiente del atentado a la embajada israelí, publicaba la foto de Victor Harel, y en letras destacadas el título decía: “No habrá un Estado palestino”.

Lo único que le preocupaba al jefe de la Delegación israelí era destacar ese hecho y alguna razón tuvo. El diario Clarín transcribió destacadamente el primer párrafo de esa entrevista, en la que dijo:
“Rechazamos de plano y definitivamente la posibilidad de que se forme un Estado palestino independiente en los territorios administrados (Cisjordania y Gaza)” afirmó Victor Harel, negociador israelí en las conferencias de Madrid y Washington y actual director del Departamento de Coordinación Política de la Cancillería de su país.
Recuerdo que nos sorprendió el título y las declaraciones del jefe de la Delegación israelí a España, ya que no hizo ninguna mención al atentado ocurrido antes de la entrevista, y lo único que le interesó destacar fue lo que se indicó en el título de la página: “No habrá un Estado palestino”.

Luego de la embajada israelí siguió el atentado a la AMIA y después el asesinato de Isaac Rabin, en el propio Estado de Israel, a manos de un estudiante judío ortodoxo.

Cuando actúan los servicios secretos de inteligencia debe uno ser precavido y no caer en teorías conspirativas, ya que los imperios al igual que los Estados como el de Israel, funcionan siguiendo planes estratégicamente organizados, y acusan a quienes luego difunden parte de esos planes, justamente de adherir a teorías conspirativas.

Cabe destacar que el especialista en los asesinatos de los servicios de inteligencia, Eric Frattini, [1] desde Madrid, agrega la hipótesis que el asesinato del fiscal Alberto Nisman fue efectuado por el Mossad, el servicio de inteligencia del Estado de Israel para el exterior. En la nota de referencia dice:
“Este es un asesinato que tiene toda la impronta de los servicios de inteligencia, todo el estilo. Incluso diría que es un tipo de asesinato en el que el Mossad se especializa. Creo han sido los servicios de la Argentina en ese caso, que han recibido algún entrenamiento previo. Y a su manera lo han hecho bien.”
Estas declaraciones nos obligan a nuevas reflexiones. Entre ellas agregar que se debe investigar la pista israelí para saber la verdad con respecto a los dos atentados y muy especialmente porque luego de 23 años de la embajada y 21 de la AMIA, nada se sabe.

Quizá debamos relacionar con mayor profundidad estos hechos, la embajada, la AMIA y el posterior asesinato del primer ministro Isaac Rabin, en momentos en que, como consecuencia de aquella reunión en España, continuación de la celebrada anteriormente en Washington, anunciaba un acuerdo de paz con los dirigentes palestinos, en una plaza colmada de israelíes que aplaudían el hecho auspicioso de una paz cercana y definitiva.

La pregunta que uno se formula es: ¿No sabía el Shin Bet que debajo de la escalinata por la que Rabin debía bajar del estrado preparado especialmente para el mensaje de paz a su pueblo y al pueblo palestino, le había estado esperando durante 3 horas, un joven judío ortodoxo, de 27 años, Yigal Amit, [2] para dispararle tres tiros por la espalda, asesinando al general que había comprendido que sólo un acuerdo con los representantes del pueblo palestino traería la paz a ambos pueblos?

La respuesta es: sí sabía; y lo afirman algunos de los autores que señalamos en la nota a pié de página, entonces ¿por qué dejaron que matara a su primer ministro?

La única respuesta que considero válida es que tras su muerte asumieron los cargos de primeros ministros, personajes del sector vinculado al pensamiento de Vladimir Jabotinsky [3] admirador de Benito Mussolini, y todos ellos con tendencia fascista, y absolutamente contrarios a cualquier acuerdo de paz, y sostenedores de la violencia y el terrorismo con el que vienen asolando a la región, victimizándose, y acusando al resto del mundo de querer exterminar al pueblo judío, del cual ni Netanyahu ni sus seguidores conocen sino a los pocos judíos que los rodean en el Estado terrorista de Israel.

Porque, como lo dijera en su momento el propio David Ben Gurion, allá por 1948, del otro 80% de judíos del mundo, “no conocemos ni siquiera dónde están ni si alguna vez alguno querrá emigrar a Israel”.

En aquel acuerdo de paz con los palestinos Rabín tenía puestas sus mejores esperanzas en alcanzar la paz en la región, y devolverle a su pueblo y al pueblo palestino la seguridad de una convivencia en paz, eliminando toda posibilidad de confrontación entre ellos.

La incomodidad y molestia del gobierno israelí, así como de los sectores más retrógrados de la comunidad judía de nuestro país con la presidente de los argentinos por el tratado firmado con la República Islámica de Irán, ¿no será debido a que no quieren que se sepa la verdad, como es la intención de Cristina Kirchner y así lo ha reiterado en cada oportunidad que le tocó referirse al tema?

Descarto absolutamente la teoría de que la presidente de los argentinos quiere encubrir a los supuestos imaginarios culpables de los atentados.

Por el contrario, pienso que los que la acusan de semejante felonía sólo quieren poder continuar victimizándose y seguir exhibiendo la shoa en los programas de las escuelas argentinas como estandarte, tal como utiliza la shoa en sus arengas el primer ministro del Estado terrorista de Israel, para lograr las loas y aplausos de un Parlamento estadounidense bien definido por Weber y Avnery.

Por ello, es preciso destacar estos dos comportamientos de dos presidentes americanos, frente a la prepotencia y la petulancia de los sectores más retrógrados de sus sociedades, y también del primer ministro de un país cuya existencia se debe a la habilidad de una minoría de aventureros judíos que lograron implantarlo en una tierra milenaria como Palestina, y sobre la base de falsas argumentaciones basadas en el pensamiento mágico de la interpretación literal de la Torah y del Tanaj , amparándose en los designios, por ellos conocidos, de la potencia imperial de ese momento: Gran Bretaña.

Ya que si recurrimos a lo que se sabe por los antecedentes históricos, además ampliamente conocidos por los investigadores, el proyecto colonial del Estado de Israel fue pergeñado originalmente muchos años antes de la Declaración Balfour (1917), supuestamente considerada origen de la implantación de ese Estado terrorista, mucho antes de las masacres perpetradas durante la segunda guerra mundial, mucho antes que la tan utilizada shoa, travestida de “holocausto”, mucho antes que la Organización Sionista Mundial adquiriera el poder que lograra luego de la implantación del Estado, y también mucho antes de la Resolución 181/47 de las Naciones Unidas.
 
 


Cabe por ello reivindicar la honorabilidad mostrada frente a estos actos de prepotencia, tanto de la presidente de los argentinos como del presidente de los estadounidenses, quienes impusieron su dignidad y valentía ante la pretensión de un primer ministro ambicioso y terrorista, así como ante los lacayos diputados y senadores de ambos países, quienes fueran correctamente calificados tanto por Weber como por Avnery.

Notas

[1] Eric Frattini. Reportaje a este autor realizado por el diario Perfil, el sábado 7 de marzo de 2015. “Escribió más de 20 libros sobre el tema de los servicios de inteligencia y en particular El polonio y otras maneras de matar, donde narra diez casos de asesinatos políticos realizador por la KGB, el Mossad y la CIA”, señala el periodista Pablo Helman, quien entrevistó a Frattini.

[2] Para más detalles del asesinato ver Saad Chedid. Palestina o Israel. Editorial Canaán. Buenos Aires, 2004, pp. xxxi-xxxv. Complementar con Barry Chamish. Who murdered Yitzhak Rabin?, Brookline Books Inc. USA, 2000. Michael I. Karpin & Ana R. Frieman. Murder in the name of God: the Plot to Kill Yitzhak Rabin. Henry Holt & Co. USA. 1998. David Morrison. Lies, Israel Secret Service and the Rabin Murder. Gafen Publishing House, 2000. Amnon Kapeliuk. Rabin, un assassinat politique, religion, nationalisme, violence en Israel. Le Monde, Paris, 1996.

[3] Ver Lenni Brenner. Sionismo y fascismo, y también su complemento 51 Documentos de la colaboración de los dirigentes sionistas con los nazis. Ambos publicados por la Editorial Canaán, Buenos Aires, 2011.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes

lunes, 23 de marzo de 2015

Balas israelíes para el Ejército español: “Tested in combat by Israhell”

Lunes 23 de marzo de 2015
A principios de marzo recibíamos la noticia de la adjudicación por parte del Ministerio de Defensa español de la compra de 60 millones de euros en cartuchos de pequeño calibre a una empresa israelí llamada IMI (Israel Military Industries) dejando así sin trabajo a los trabajadores de la fábrica de armas Nammo Palencia.
Con independencia del debate ético – empleo de armas- y político – utilidad y fin de los ejércitos-, tenemos que atender a las condiciones en las que se ha realizado dicha adjudicación. Como los propios trabajadores de la fábrica palentina apuntaban, Defensa ha organizado una subasta sólo con criterios de coste económico y no un concurso público, donde se valoran otros méritos como la calidad del material o los puestos de trabajo que daría lugar la adjudicación del contrato. El gabinete de Pedro Morenés alega que “no pueden permitirse malgastar dinero público”.
Este método de adjudicación sin embargo no está tan “claro” en el caso de los contratos que Defensa firmó con la empresa Instalaza SA y filiales del mismo grupo, en las que el ministro Morenés trabajó desde 2004 a 2011. El gobierno ha reconocido, ante la pregunta parlamentaria de Amaiur, que desde que Pedro Morenés asumió la cartera de Defensa en diciembre de 2011, el Ministerio ha suscrito 32 contratos con Instalaza y sus filiales, empresas de las que él mismo fue consejero hasta 2009 y representante hasta el 20 de Septiembre de 2011. No obstante, el gobierno no ha dado la menor explicación del importe de estos contratos ni ha aclarado si estos contratos se adjudicaron a dedo o, por el contrario, se realizó un concurso público.
Defensa dice haber calculado que el gobierno ahorrará 600.000 euros en seis años optando por la oferta más económica de IMI pero el comité de empresa de la fábrica Nammo Palencia de 250 empleados insiste en que esa es la cifra que corresponde a los subsidios que el estado tiene que pagar a los empleados y empleadas en solo 2 meses. Otro dato “interesante” es que Nammo ofreció igualar la oferta de su competidora pero el Ministerio de Defensa hizo caso omiso de esta contraoferta y continuó con la adjudicación a la empresa israelí.
Todo parece indicar que hay algo más que ahorro de gastos en el contrato con las Industrias Militares Israelíes IMI.
El Estado criminal de Israel cuenta actualmente con el cuarto ejército más poderoso del mundo y es uno de los países con mayor gasto militar (en torno a un 7% del PIB en los últimos años). Su condición de estado ocupante hace que la militarización sea una necesidad para poder llevar a cabo el proyecto de colonización occidental en el que se basa toda su existencia. Israel tiene serias dificultades para mantener su gasto militar.
A pesar de sus violaciones constantes de derechos humanos sobre la población palestina y el incumplimiento del derecho internacional, la mayoría de los países no sólo no sancionan económicamente a Israel, sino que mantienen acuerdos privilegiados con la entidad sionista. En el terreno militar, Estados Unidos es el país que más armamento vende a Israel. En algunos casos la venta se convierte en una donación gratuita al dedicarle partidas de los presupuestos generales para contentar al importante lobby sionista. Aunque otros países también venden armamento a Israel, la mayoría se dedica a importar material bélico israelí. En concreto el Estado Español importa armas, material antidisturbios y cursos de entrenamiento de métodos represivos. Conocidos son los acuerdos del gobierno vasco y la Generalitat con el ejército y las empresas de seguridad israelíes. El alto prestigio israelí en el ámbito de la represión y la guerra se conoce con el sello “Tested in combat”. Sus gases lacrimógenos, sus métodos de tortura y su tecnología militar son de la mejor calidad porque son materiales probados sobre población real, en muchas ocasiones sobre un laboratorio humano llamado Gaza.
El Estado Español está de esta forma ayudando a la militarización de Israel, ayudando a disminuir su gasto militar ya que al importar su armamento hace que la cadena de producción de este armamento se abarate.
IMI es la única empresa israelí de armas con pérdidas. El gobierno israelí financia la empresa con dinero público y ahora, gracias al gobierno español se han adjudicado una oferta millonaria. Este es el verdadero origen de esta adjudicación: socios políticos que colaboran en sus negocios. A costa de la limpieza étnica del pueblo palestino. Y también a costa del empleo de los trabajadores y las trabajadoras de Palencia.

Chomsky revela cómo EE.UU. suministró armas a Israel en la ofensiva contra Gaza

RT

 
¿Se puede ser más ruin y cobarde? (RKS)
 
 
Un soldado israelí se desplaza en un tanque cerca de la frontera con Gaza  
Reuters / Siegfried Modola
Durante la última ofensiva contra Gaza "Israel no disponía de suficientes armas, a pesar de luchar contra una población totalmente indefensa". Por este motivo Tel Aviv recibió ayuda del Pentágono, que suministró armas a Israel de una manera muy interesante, revela el filósofo y activista político Noam Chomsky.
"Israel recibió armas de los almacenes de EE.UU. que con anterioridad habían sido instalados dentro del país para que los militares estadounidenses pudieran utilizar estas armas en caso de necesidad", aseguró el filósofo en una entrevista al canal de noticias independiente Democracy Now.

La maniobra forma parte de la cooperación estratégica entre Washington y Tel Aviv, cree el analista político. "EE.UU. considera Israel como una base militar. Y una parte de las armas que EE.UU. guarda en el territorio israelí fue suministrada a Israel para que continuara destruyendo la Franja de Gaza", insiste el filósofo.
La alianza entre EE.UU. e Israel es fuerte y duradera, opina Chomsky. "WikiLeaks ha publicado unos datos muy interesantes acerca de un estudio del Pentágono sobre lugares que son tan importantes para EE.UU. que este debe protegerlos a toda costa. Uno de estos lugares está cerca de Haifa. Se trata de la empresa Rafael, dedicada a las tecnologías de defensa y uno de los principales fabricantes de drones y otros equipos militares de alta tecnología. Pero más allá de eso, es uno de los objetivos estratégicos más importantes para EE.UU.", asegura Chomsky. "Las relaciones entre EE.UU. e Israel han llegado a ser tan estrechas que la administración de Rafael se trasladó a Washington: allí se encuentran el dinero y los contactos", explica el filósofo.
"Aparte de ser una base militar de EE.UU., Israel también es un objeto principal para las inversiones. Así, Intel está dispuesto a iniciar en Israel la producción de la próxima generación de chips, y Warren Buffett ha adquirido una gran compañía israelí. El conflicto entre Obama y Netanyahu no tendrán ningún impacto negativo en estas relaciones", concluyó Chomsky.