Hoy domingo 29 de noviembre se conmemora el Día Internacional de Solidaridad con el Pueblo Palestino, una fecha que rememora la Resolución 181(II) aprobada por la Asamblea General de Naciones Unidas en 1947 sobre la partición de Palestina.
Con motivo de este día, se celebran numerosos actos
culturales alrededor del mundo, especialmente en la sede central de
Naciones Unidas en Nueva York. Unos eventos, que por más que la
comunidad internacional agradezca, no pueden ni deben limitarse a una
mera reivindicación anual.
Para los más jóvenes y los menos
entendidos en el tema, la partición de Palestina se decidió sin
consultar con su población autóctona. Pese al calado y la importancia de
una decisión de estas características, se ejecutó únicamente basándose
en el documento presentado por Sir Arthur James Balfour y aprobado en
primera instancia por EEUU. Esta declaración, publicada el 2 de
noviembre de 1917 tras la conquista definitiva de Palestina por las
tropas británicas, fue una manifestación formal del gobierno británico
por la cual éste se declaraba favorable a la creación de un hogar
nacional judío en Palestina.
Años más tarde, en 1939, el
conocido como "Libro Blanco" redactado por el Gobierno de Mandato
Británico revisaría por completo todas sus políticas contra Palestina
reconociendo el derecho de los palestinos a establecer un Estado propio e
independiente. Sin embargo, esta nueva declaración política quedaría en
el olvido prevaleciendo la declaración Balfour por la cual Palestina
acabaría dividiéndose. Finalmente, y sin contar con aquello que pudiera
objetar o argumentar el pueblo palestino, el 54% de su territorio
pasaría a formar parte de un nuevo estado nacional judío.
El
resto de la historia es más o menos conocida por todos. Tras
innumerables guerras la ocupación se expandió con asentamientos ilegales
que continúan hoy en día, absorbiendo tierras, derribando casas,
expulsando a sus legítimos habitantes, levantando muros, y negando todo
legítimo derecho a un pueblo que quiere vivir en paz. La situación se
hizo – y sigue siendo – insostenible. De hecho, hoy en día, sigue sin
respetarse la Resolución 194 aprobada por Naciones Unidas aprobara en
1948, la cual reconoce el derecho al retorno de los refugiados que
deseen volver a sus hogares, a disponer de sus bienes y a ser
compensados en caso de no regresar.
En la actualidad, la
población civil se encuentra harta de vivir en una cárcel sin techo, con
inseguridad alimentaria, cortes eléctricos, agua potable insuficiente y
de baja calidad, escasez de medicamentos, escuelas destrozadas y un
alto índice de desempleo. Una situación económica que se ve agravada,
tal y como muestran numerosos informes como el de la UNCTAD de
principios de 2015, en parte debido a los cientos de millones de dólares
que Israel retiene procedentes de ingresos aduaneros palestinos.
El muro, declarado ilegal, sigue en pie y el apartheid continúa
vigente. Y desde GNRD nos preguntamos, ¿acaso las resoluciones de la ONU
pueden incumplirse reiteradamente y sin consecuencias? ¿No es bastante
con ocho años de bloqueo económico, tres operaciones militares en Gaza,
una economía destrozada y una reconstrucción que no llega por el miedo
que existe entre los donantes a que otro conflicto vuelva a destruirlo
todo?
El pueblo palestino sufre 67 años de exilio. ¿Cuánto más
debemos esperar para que la comunidad internacional deje ya de mirar
hacia otro lado? ¿Hasta cuándo tienen que esperar los palestinos para
tener una vida digna? Palestina no puede ser ignorada, tiene una
historia milenaria, tradiciones y cultura propia que deben ser
reconocidas y respetadas no precisamente una vez al año.
Sonia
Almonacid, Investigadora/Reportera para la región de Oriente Medio y
Norte de África. Global Network for Rights and Development
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