Notable,
el silencio de las figuras más poderosas de la industria
En Hollywood importa más el business que hablar de guerra
David
Brooks*
La
Jornada
Quizá
por primera vez desde que Vanessa Redgrave criticó a sionistas que
la amenazaron por su apoyo a la causa palestina al recibir un Óscar
en 1978, el tema de Israel y Palestina provoca una polémica de esta
intensidad en Hollywood.
En
las últimas semanas se ha comentado cómo Penélope Cruz, Javier
Bardem, Selena Gómez y la cantante Rihanna han sido atacados por
figuras como el actor Jon Voight, entre otros, por atreverse a
criticar la ofensiva de Israel, a tal nivel que se retractaron para
decir que sólo están a favor de la paz en la región. Otras
figuras, como el comediante liberal Bill Maher y el famoso locutor de
radio Howard Stern, han denunciado como antisemitas a los que se
atreven a criticar a Israel.
En
esta gran polémica, casi siempre hay referencias, a veces entre
líneas, a veces abiertamente, al supuesto control de Hollywood por
los judíos. Es un hecho que existe una amplia, explícita y profunda
afinidad con Israel entre algunos de los más altos ejecutivos de los
principales estudios de películas y televisión que son de origen
judío. Muchos participan en actos de alto perfil en apoyo a Israel,
incluso en actos oficiales con ese gobierno.
Pero
más allá de algunos intercambios vía redes sociales y
declaraciones repetidas por diversos medios de algunas figuras poco
influyentes en términos relativos en el ámbito público, político
o comercial de este país (el ultraconservador –y no judío–
Voight, Joan Rivers, Maher), hay algo aún más notable en esta
coyuntura en Hollywood: el silencio de casi todas las figuras más
poderosas y destacadas de Hollywood sobre la guerra.
De
hecho, en esta coyuntura, en esa capital del entretenimiento, reporta
The Hollywood Reporter, “la regla #1: hablen de cualquier cosa
política en Hollywood… con excepción de Gaza”. Por un lado, los
simpatizantes influyentes pro Israel buscan descalificar –y callar–
las expresiones de condena de las estrellas con el argumento de que
no deberían comentar sobre algo que no entienden, o que están mal
informados; y si eso no funciona, siempre está la acusación de que
son antisemitas. Pero al mismo tiempo, los más poderosos de este
sector han optado por no decir mucho, o nada, en público, a favor de
Israel.
Al
parecer, hay algo más importante que esta disputa: el business.
Algunos ejecutivos han admitido que se atreverían a decir más, pero
que trabajan para empresas que están en la Bolsa de Valores, o sea,
que son parte de conglomerados y, por lo tanto, el negocio es más
importante que lo que opinan del conflicto.
El
Jewish Journal, el principal periódico de la comunidad judía de Los
Ángeles (la segunda más grande del país, después de Nueva York),
señala que casi sin excepción no hay una sola voz en las capas más
altas de Hollywood –ningún ejecutivo en jefe de un estudio,
ninguno de los directores y productores más reconocidos– que se
haya atrevido a expresar apoyo a Israel en esta guerra. De hecho,
esto ha alarmado a algunas figuras pro Israel, reporta el Jewish
Journal, que preguntan dónde están las voces de Barbara Streisand,
o el director Steven Speilberg, el jefe de Dreamworks Jeffrey
Katzenberg o el alto ejecutivo de NBCUniversal Ron Meyer, entre
otros. Algunos de los más grandes y mejor conocidos promotores de
Israel han sido los menos expresivos, reportó el Journal.
Más
bien, en el sector de entretenimiento, las voces de denuncia y
condena contra Israel y/o solidaridad con los palestinos han sido más
numerosas –de hecho, el Washington Post caracterizó las crecientes
críticas a Israel como algo que está rompiendo lo que ha sido un
tabú de Hollywood hasta ahora: hablar mal de Israel. Entre los que
se han expresado destacan los directores Jonathan Demme, los actores
John Cusack, Mark Ruffalo, Mia Farrow, Whoopi Goldberg y músicos
como Annie Lennox y Tori Amos, entre otros.
El
famoso guionista de teatro y televisión Tony Kushner, la escritora y
legendaria feminista Gloria Steinem y actores como Mandy Patinkin y
Wallace Shawn, la dramaturga Eve Ensler, los músicos Brian Eno y
Roger Waters, los directores Demme, Ken Loach, Mira Nair, y Andre
Gregory, entre otros, participan en proyectos de la organización Voz
judía por la paz, que incluye un video en el cual presentan nombres
de los civiles palestinos muertos por los militares israelíes en
Gaza.
El
muy influyente comediante y comentarista satírico Jon Stewart
–también judío– no sólo ha criticado la ofensiva de Israel,
sino a quienes atacan como enemigos a los que se atreven a criticar
las políticas de ese país. En su programa The Daily Show comentó:
miren, obviamente hay muchas opiniones fuertes sobre esto, pero
simplemente mencionar a Israel o cuestionar de alguna manera la
efectividad o la humanidad de las políticas israelíes no es lo
mismo que ser pro Hamas.
Aunque
muchos que se atreven a expresar solidaridad con Gaza reportan
amenazas y torrentes de acusaciones en su contra –incluso
obligándolos a retirar o matizar sus comentarios–, no hay algo
parecido a lo de Redgrave en 1978, cuando integrantes de la Liga de
Defensa judía quemaron una imagen de la actriz por su apoyo a la
causa palestina, mientras se colocaron francotiradores en las afueras
de la sede de los Óscares ante las amenazas de muerte que recibió.
Su
Óscar fue por su participación en la película Julia, donde ella y
Jane Fonda tenían el papel de luchadoras contra el fascismo durante
la Segunda Guerra Mundial. En su discurso denunció a los que la
amenazaban como un grupito de delincuentes sionistas cuyo
comportamiento es un insulto a la estatura de judíos alrededor del
mundo y su gran y heroica historia de lucha contra el fascismo y la
opresión, y también celebró a los que resistieron el macartismo en
Hollywood. Ver su discurso.
La
supresión de la libertad de expresión en Hollywood no es algo
nuevo. Vale recordar que uno de sus íconos, Charlie Chaplin, fue
expulsado por sus opiniones políticas durante el macartismo. Cuando
se enteró de que le habían revocado su visa estadunidense cuando
viajaba a Europa en el Queen Elizabeth, comentó: regresar o no a ese
país infeliz no tendría gran consecuencia para mí. Me hubiera
gustado poder decirles que mientras más rápido me deshiciera de ese
clima rodeado de odio, mejor; que estaba harto de los insultos y la
pomposidad moral de Estados Unidos.
* David Brooks (Toronto, 1961), periodista
canadiense-estadounidense especializado en política. Escribe en el
New York Timesy PBS NewsHour, y es conocido por sus puntos de vista
conservadores.
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