jueves, 16 de abril de 2015

Cómo se absolvió a Israel de la masacre de Deir Yassin y de todas las demás masacres





The Electronic Intifada



Traducido del inglés para Rebelión por Beatriz Morales Bastos.




Esta semana conmemoramos la masacre de Deir Yassin.  La víspera del aniversario acudí junto con un grupo de palestinos, israelíes y visitantes del extranjero a una visita al pueblo organizada por Zochrot, el grupo israelí que sigue recordando sin descanso a los israelíes los crímenes cometidos durante la Nakba.
La visita del año pasado acabó con un violento ataque de un residente de Har Nof, el barrio ultraortodoxo judío construido sobre las ruinas del pueblo, así que esta vez nos acompañaron dos malhumorados policías (que vinieron más que nada para asegurarse de que no nos desviábamos del recorrido que se nos había asignado). El muy caluroso día probablemente disuadió a los sospechosos habituales de repetir la agresión del año pasado.
Todavía quedan tres edificios en pie en el pueblo: la escuela, que ahora es una yeshiva*, y dos casas. El resto está cubierto de feos edificios cúbicos que obligan a la memoria y a la imaginación a hacer un gran esfuerzo para reconstruir el hermoso pueblo que se alzaba en lo más alto de las laderas occidentales de las montañas de Jerusalén.
Deir Yassin fue uno de los primeros blancos de la limpieza étnica de palestinos que había empezado unas semanas antes del ataque al pueblo.
El 1 de abril de 1948 las fuerzas sionistas a las que se les había ordenado limpiar decenas de pueblos palestinos al oeste de Jerusalén recibieron gran cantidad de órdenes. Entre ellas había una directriz de los servicios de inteligencia de la Hagana** en la que se describía cada pueblo como una base enemiga y a cualquiera mayor de diez años como un varón capaz de combatir, de modo que los hombres y niños de estos pueblos fueron considerados objetivos militares legítimos a los que había que destruir y asesinar.
Deshumanización
En Deir Yassin no se salvaron ni las mujeres ni los bebés. Pero la importancia de las directrices radica en la deshumanización de los y las palestinas que contenían las órdenes enviadas a los soldados que en los siguientes diez meses aproximadamente iban a masacrar a miles de palestinos y palestinas, además de expulsar a casi un millón de personas (la mitad de la población del país), a demoler sus pueblos y a destruir sus ciudades.
Esta deshumanización también explica por qué el llamado pacto de no agresión que habían firmado los pueblos [palestinos] con sus vecinos judíos y con el mando militar en Jerusalén se arrinconó siniestramente una vez que se dio a las tropas que había sobre el terreno la orden de limpiar la zona.
Los judíos no son diferentes de otras personas de este planeta. Se puede adoctrinar a casi cada grupo de personas para que deshumanice a otro grupo de personas. Así es como alemanes normales fueron reclutados en la maquinaria de muerte de los nazis, algunos africanos en el genocidio de Rwanda y algunos agricultores en los campos de la muerte de Camboya. Incluso personas que afirmaban haber sido víctimas de esta deshumanización, como los soldados sionistas de 1948, se implicaron entusiasmadas en la tarea de asesinar tanto bebés como ancianos en Palestina.
Esta deshumanización aparece hoy a diario en Siria, Iraq, Libia y Yemen.
Viaje de destrucción
En líneas generales, el mundo se divide según tres tipos de respuestas a la deshumanización actual. La primera se caracteriza por la manipulación cínica de la tragedia por parte de las elites políticas y económicas de Occidente, China e India. Aquí se pueden encontrar a traficantes de armas, disidentes financieros y políticos despiadados que calculan a diario cuánto poder político o financiero les va a proporcionar esta deshumanización.
La segunda es la indiferencia que experimenta la inmensa mayoría de las personas a las que de una u otra manera no podría importarles menos.
La tercera es la genuina preocupación y solidaridad humana mostradas por aquellos sectores de la sociedad que tienen conciencia, desean hacer algo e implicarse.
Es importante para todos estos grupos insistir en la relación que hay entre lo que ocurrió hace ahora 67 años en el pueblo de Deir Yassin y la barbarie actual.
La masacre de Deir Yassin, en absoluto la peor o la última de la historia de Palestina, simbolizó aquello que es tan excepcional en la tragedia palestina: inmediatamente después de que se produjera, las personas que la iniciaron (los dirigentes sionistas) culparon a su extrema derecha de cometerla y pidieron disculpas. Al mismo tiempo, en su viaje de expulsión y destrucción difundieron todo lo posible las noticias [de la masacre] para aterrorizar a aquellas personas que vivían en las localidades vecinas. Estaban a punto de atacar las ciudades palestinas y esperaban que la masacre hiciera huir a la gente. Aquello no funcionó tan bien como esperaban y a lo largo del mes de abril de 1948 tuvieron que masacrar y expulsar a la gente de las ciudades por la fuerza.
Absolver a Israel
Pero la propaganda acerca de la masacre tuvo éxito en otros aspectos. El nuevo Estado, Israel, fue absuelto de esta y de masacres similares. De hecho, se le han perdonado todos los crímenes que cometió en 1948 y desde entonces. La inmunidad que se le concedió en abril de 1948 continúa hoy.
En otras partes de Oriente Próximo se ejerció un tipo diferente de la excepcionalidad. A menos que se volvieran locos, los regímenes pro estadounidenses podían violar los derechos humanos y civiles, mientras que aquellos que no estaban en el lado adecuado se les consideraba Estados canallas.
Se castigó más severamente a aquellos que tenían otros atractivos codiciados por Estados Unidos. Pero ni siquiera aquellos que a ojos de Washington tenían un estatus especial fueron recibidos como miembros de la comunidad de naciones civilizadas de la misma manera que lo ha sido Israel. En este caso la excepcionalidad es única. Esta excepcionalidad es lo que impide que las personas honradas de Occidente participar de manera significativa en el debate urgente sobre los derechos humanos y civiles en el resto de Oriente Próximo.
Todo el mundo debería participar en este debate acerca de los actos bestiales cometidos contra personas inocentes. Pero este debate también se debería centrar en cualquier persona que cometa estos actos.
En modo alguno se debería exonerar a los criminales que han atacado Gaza, el campo de refugiados de Yarmouk, los pueblos yazidi al norte de Iraq y los bombarderos de Alepo ni a quienes dirigen los drones en Paquistán. Todos deberían compadecer ante la Corte Penal Internacional o ante tribunales similares.
Se debe exigir justicia para todas las víctimas. Cuando eso ocurra, podremos volver a Deir Yassin sabiendo que se ha hecho algún tipo de justicia a las personas que fueron víctimas de crímenes aún no reconocidos y mucho menos castigados.

Notas
* Una yeshiva o escuela talmúdica es un centro de estudios de la Tora y del Talmud generalmente dirigida a varones en el judaísmo ortodoxo. (N. de la t.)
** La Hagana fue una organización paramilitar sionista autora de muchas masacres en Palestina y sobre la que posteriormente se creó el ejército judío, autodenominado “Fuerzas Defensivas de Israel”. (N. de la t.)

Autor de varios libros, Ilan Pappe es profesor de historia y director del Centro Europeo para Estudios Palestinos de la Universidad de Exeter.
Fuente: http://electronicintifada.net/content/how-israel-was-absolved-deir-yassin-and-all-other-massacres/14416

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