lunes, 3 de noviembre de 2014

La lectura, ¿una práctica en extinción?







“Temo el día en que la tecnología sobrepase nuestra humanidad. El mundo solo tendrá una generación de... perdidos/desconectados" 
Einstein.



Reivindicar la lectura y abrir una crítica contra las tecnologías
audiovisuales, abrumadoramente dominantes hoy día y no propiciadoras de la lectura precisamente, podría parecer retrógrado.
Sin dudas, hacer una crítica contra cualquier tecnología que nace, corre ese riesgo. Pero en este caso, aun sabiendo que podemos ser tildados de “vejestorio anti-modernización”, preferimos la posibilidad de la denigrante etiqueta. Lo que se quiere hacer notar es un peligro en ciernes que, hoy por hoy con esta ideología de la fascinación por la novedad (impuesta por un capitalismo vorazmente consumista), pareciera que se va dejando de lado con demasiada liviandad.

“Es lindo estar frente a tu pantalla. Te resuelve la vida. Uno ya no estudia, no tiene que pensar. La tecnología te lo hace todo. Aunque uno quede embobado frente a lo que ve, aunque nos demos cuenta de eso, que nos volvemos cada vez más haraganes, no deja de ser cómodo” , se expresaba con la honestidad del ingenuo un joven a quien entrevistaba vez pasada con motivo de una investigación sobre estos temas. La lectura, lenta pero irremediablemente, pareciera ir cediendo lugar ante las nuevas tecnologías audiovisuales. El “¡No lea (¿no piense?, ¿no se haga preguntas?) y limítese a mirar la pantalla!” pareciera ser el dictado que se nos impuso.

“La televisión sin dudas es muy instructiva, porque cada vez que la prenden me voy al cuarto contiguo a leer un libro” , dijo alguna vez, sarcástico, Groucho Marx. Cada vez más se constata que la lectura está en retirada y los medios audiovisuales van ocupando su lugar.

Sin caer en visiones apocalípticas ni en moralinas de “viejo regañón”, es un hecho que las nuevas tecnologías digitales centradas en lo audiovisual tienen un peso fenomenal. ¿Pueden competir un profesor con su clase magistral, o un libro, contra el atractivo de una imagen colorida y en movimiento aunada a un mensaje sonoro? El resultado está a la vista: la imagen va reemplazando a la lectura. Si bien cada año se publican cantidades industriales de libros, téngase en cuenta que lo que más se vende son, nada más y nada menos, que libros de autoayuda (con letras enormes y poco texto en cada página). Es decir: asistimos a un negocio fabuloso en el ámbito editorial, pero eso no significa que la lectura avance; al menos, la lectura crítica (¿qué podríamos decir de esta moda de la “autoayuda”?). Por el contrario, en vez de preferir la lectura analítica, la tecnología audiovisual, tal como lo decía nuestro joven entrevistado, “es linda”, “emboba” (fascina, hipnotiza) porque, además de hiper penetrante, es muy cómoda: “Te resuelve la vida”. ¿Te la resuelve?

La Organización de Naciones Unidas para la Ciencia y la Cultura -UNESCO- afirmó que en pocas generaciones más el maestro de carne y hueso irá pasando a ser pieza de museo, porque la mayor parte de la educación formal se hará a través de medios audiovisuales. Seguramente, para allí vamos. Pareciera que los nativos digitales, que cada vez se amplían más y más, ya vienen con el teléfono inteligente o la tablet incorporados. El futuro que se visualiza ahora tiene ribetes que, además de abrir esperanzas, pueden aterrorizar.

“La lectura cansa. Se prefiere el significado resumido y fulminante de la imagen sintética. Esta fascina y seduce. Se renuncia así al vínculo lógico, a la secuencia razonada, a la reflexión que necesariamente implica el regreso a sí mismo” , se quejaba amargamente Giovanni Sartori [1] . ¿Triunfó entonces la imagen sobre el discurso crítico, sobre la lectura? Parece que sí. La lectura serena y reflexiva no desapareció, pero está seriamente enferma. ¿Quién lee hoy una novela de 500 páginas? Son (somos) especie en extinción. 

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