Romper el último tabú
John Pilger
CounterPunch
| Traducido del inglés para Rebelión por J. M. |
"Hay un tabú", dijo el clarividente Edward Said,” en decir la verdad sobre Palestina y la gran fuerza destructiva detrás de Israel. Sólo cuando esta verdad sea revelada, puede cualquiera de nosotros ser libre".
Para muchas personas, la verdad es ahora. Por fin, ellos saben. Aquellos que alguna vez fueron intimidados al silencio, no pueden mirar hacia otro lado ahora. Miran fijamente desde su TV, su ordenador portátil, teléfono, lo que es una prueba de la barbarie del Estado de Israel y la gran fuerza destructiva de su mentor y proveedor, los Estados Unidos, amén de la cobardía de los gobiernos europeos y la connivencia de otros, como Canadá y Australia en este épico crimen.
El ataque a Gaza fue un ataque a todos nosotros. El asedio de Gaza es un sitio de todos nosotros. La denegación de justicia a los palestinos es un síntoma de que gran parte de la humanidad vive en estado de sitio y es una advertencia de que la amenaza de una nueva guerra mundial está creciendo día a día.
Cuando Nelson Mandela llamó a la lucha de Palestina "el mayor problema moral de nuestro tiempo", habló en nombre de la civilización verdadera, no la que los imperios inventan. En América Latina, los gobiernos de Brasil, Chile, Venezuela, Bolivia, El Salvador, Perú y Ecuador han fijado su posición sobre Gaza. Cada uno de estos países ha conocido su propia oscuridad cuando los asesinatos en masa de su ciudadanía eran auspiciados por el mismo padrino –el departamento de Estado en Washington- que respondió a los gritos de los niños de Gaza con más munición para matarlos.
A diferencia de Netanyahu y sus asesinos, las mascotas fascistas de Washington en América Latina no se ponían a sí mismos como estandartes de moral. Simplemente asesinaban y dejaban los cuerpos en los vertederos. Para el sionismo, el objetivo es el mismo: despojar y en última instancia, destruir toda una sociedad humana, una verdad que 225 sobrevivientes del Holocausto y sus descendientes han comparado con la génesis del genocidio.
Nada ha cambiado desde infame "Plan D" de los sionistas en 1948 que implicaba una limpieza étnica de un pueblo entero. Recientemente, en el la web del Times of Israel aparecieron las palabras: "El genocidio es admisible". Un vicepresidente de la Knesset, el Parlamento israelí, Moshe Feiglin, exige una política de expulsión en masa hacia campos de concentración. Una diputada, Ayelet Shaked, cuyo partido es miembro de la coalición de gobierno, pide el exterminio de las madres palestinas para impedir que den a luz a lo que ella llama "pequeñas serpientes".
Durante años, los reporteros han visto a soldados israelíes utilizar de cebo a niños palestinos para luego abusar de ellos a través de altoparlantes. Luego les disparan hasta matarles. Durante años, los reporteros han sabido de las mujeres palestinas a punto de dar a luz a quienes se negó el paso por un puesto de control de carretera a un hospital; y el bebé murió, y, a veces, la madre también.
Durante años, los periodistas han sabido de equipos de médicos palestinos y personal de ambulancias que recibieron permiso de comandantes israelíes para asistir a los heridos o remover a los muertos, sólo para ser luego disparados en la cabeza.
Durante años, los reporteros han conocido acerca de las personas afectadas impedidas de recibir tratamiento para salvar la vida, o muertas a tiros cuando han tratado de llegar a una clínica para el tratamiento de quimioterapia. Una señora mayor con un bastón fue asesinada de esta manera, con una bala en la espalda.
Cuando expuse los hechos de este crimen a Dori Gold, un asesor del primer ministro israelí, dijo: "Por desgracia, en cada tipo de guerra que hay casos de civiles que han muerto accidentalmente. Pero el caso que usted cita no era terrorismo. Terrorismo significa poner deliberadamente a un civil en la mirilla del rifle de un francotirador".
Le respondí: "Eso es exactamente lo que pasó."
"No" dijo, "no es eso lo que sucedió".
Una mentira o engaño semejante repiten infaliblemente los apologistas de Israel. Como el exreportero del New York Times Chris Hedges señala, la notificación de tal atrocidad, invariablemente, termina en el concepto de "atrapados en el fuego cruzado". Durante el tiempo que he cubierto el Medio Oriente todos, si no la mayoría de los medios occidentales han coincidido en este camino.
En una de mis películas, un camarógrafo palestino, Imad Ghanem, yace indefenso mientras los soldados del "ejército más moral del mundo" le vuelan las dos piernas. A esta atrocidad le dieron dos líneas en la web de la BBC. Trece periodistas fueron asesinados por Israel en su último festival de sangre en Gaza. Todos eran palestinos. ¿Quién sabe sus nombres?
Algo diferente ocurre ahora. Hay una enorme repulsión en todo el mundo; y las voces del liberalismo sensible están preocupadas. Quienes quieren torcer la mano y el coro engañoso que declama la "igualdad de culpa" y "el derecho de Israel a defenderse" no lavarán nunca más la ropa sucia de Israel; tampoco lo hará el desprestigio del mote de antisemitismo. Tampoco su clamor selectivo de que "hay que hacer algo" acerca de los fanáticos islámicos, pero no debe hacerse nada acerca de los fanáticos sionistas.
Una voz liberal sensible, la del novelista Ian McEwan, se celebraba como sabia por The Guardian , mientras que los niños de Gaza volaban en pedazos. Este es el mismo Ian McEwan que ignoró los ruegos de los palestinos para que no acepte el Premio Jerusalén de Literatura. "Si sólo fuera a los países que apruebo, probablemente nunca volvería a salir de la cama", dijo McEwan.
Si pudieran hablar, los muertos de Gaza podrían decir: ¡quédate en la cama, gran novelista, porque tu sola presencia lame el culo del racismo, el apartheid, la limpieza étnica y el asesinato sin importar las palabras de comadreja que articuló al recibir su premio!
Comprender la sofística y el poder de la propaganda liberal es clave para entender por qué las atrocidades de Israel perduran; por qué el mundo contempla; qué sanciones nunca se aplican a Israel; y por qué nada menos que un boicot total de todo lo israelí es ahora una medida de la decencia humana básica.
La propaganda más incesante dice que Hamas está comprometido con la destrucción de Israel. Khaled Hroub, el académico de la Universidad de Cambridge considerada una autoridad en el mundo Hamas líder, dice que este concepto "nunca fue utilizado o adoptado por Hamas, incluso en la mayoría de sus declaraciones radicales". La muy citada Carta "anti judía" de 1988 fue obra de "un individuo y se hizo pública sin el consenso apropiado de Hamas ... El autor fue alguien de la 'vieja guardia'"; el documento es considerado como una vergüenza y nunca se citó.
Hamas ha ofrecido repetidamente una tregua de 10 años con Israel y ha dado mucho tiempo para una solución de dos estados. Cuando la audaz Medea Benjamin, activista estadounidense judía, estuvo en Gaza, llevaba una carta de los líderes de Hamas al presidente Obama que dejaba claro que el gobierno de Gaza quería la paz con Israel. Fue ignorada. Conozco personalmente mucha cartas semejantes realizadas de buena fe, ignoradas o descartadas.
El crimen imperdonable de Hamas es una distinción casi nunca informada: es el único gobierno árabe que ha sido libre y democráticamente elegido por su pueblo. Peor aún, ahora se ha formado un gobierno de unidad con la Autoridad Palestina. Una sola voz palestina decidida - en la Asamblea General, el Consejo de Derechos Humanos y la Corte Penal Internacional - es la amenaza más temida.
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